Carta / Volumen 2

Acurrucadas

Recuerdo aquella tarde en la bahía, contemplando el maravilloso ocaso. Rodeado de maravillosos colores, anaranjados, violáceos, rojizos llameantes que incitan al éxtasis y al amor.

Nosotras acurrucadas, cobijaditas en una blanca duna, arrulladas por unas espumosas olas del inmenso atlántico. En ese momento sentí que eres un bálsamo de fina esencia que se expande sanador por mi cuerpo y mi mente. Un elixir embriagador que lo inunda todo.

La tarde se puso íntima y disfrutamos del amor que ambas sentimos.

Al anochecer la luna se reflejaba en el mar, dibujando el camino de plata, como lo llaman los pescadores. Juntas gozamos de tan singular espectáculo.

Nos deleitamos recordando nuestros poetas favoritos. Lorca. Machado, Juan Ramón Jiménez.

En ese instante descubrí que somos dos cuerpos y un alma. Con deseo y pasión quiero verte. ¡Volver¡

Me despido recordando los paseos nocturnos con el fino aroma de los jazmines y el acariciador perfume de las damas de noche, derrochando besos y caricias.

Tu gran amor.

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