DESEOS…
Han pasado muchos años y jamás te negué nada que estuviese a mi alcance.
Nunca pensé que tendrías un deseo y que fuese yo la persona que no te pudiera ayudar.
Tu presentación fue espectacular. Mujer sencilla (a pesar de tanto dolor vivido) humilde, sencilla, culta, amable y con muchísimas ganas de dar y recibir AMOR.
En aquella primavera comencé con mucha ilusión y todo el cariño del mundo a ofrecerte lo mejor de mí.
Aportaste tanto a mi vida (con solo una sonrisa) que no pararía nunca de agradecértelo.
Sé que, tantos años después, mi visita no te sea muy grata, ya que solo deseas eso que tanto me pides.
Aunque con los años me lo estés poniendo tan difícil, puedo asegurarte que no pienso rendirme.
Solo me queda agradecerte tantas cosas que me enseñaste y pedirte perdón por no poder ofrecerte mi mano para poder cumplir tu último deseo.
Gracias por tanto…
Ana