Veinte años que no nos vemos
San Bartolomé de la Torre,
28/10/2019
¡Qué difícil es expresarme! Como sabes soy una persona poco dada a las emociones. Tú me conoces más que nadie, pues han sido muchos años juntos.
Esta carta que te estoy escribiendo, que debería ser tan fácil de escribirte, me está costando una barbaridad. No es porque no tenga nada que decirte, sino porque no encuentro las palabras adecuadas.
Hace veinte años que no nos vemos, que nos separamos el uno del otro. Hace veinte años ya que rompimos, en parte, nuestra relación. Tú tuviste que partir mientras yo me quedaba esperándote.
Siento que en tantos años que hemos convivido no te haya conocido como me gustaría. Para mí siempre has sido una parte importante en mi vida. Aunque, por desgracia, el trabajo nos ha separado una y otra vez.
Mis recuerdos de ti comienzan cuando, pensando que regresabas a mi lado, la realidad no se correspondía. Y otra vez a esperar tu llegada.
Cómo leía una y otra vez esas cartas que enviabas de vez en cuando. ¡Y lo feliz que me hacía oír tu voz por teléfono!
Era maravilloso cada vez que venías, pues te teníamos para nosotros solos unos meses al año.
Escuchar tu voz, ver tu rostro, tu olor, tu sonrisa. Qué feliz te sentías cuando te rodeabas de tu familia. Esa era tu gasolina.
Sé que hoy en día serías el hombre más feliz rodeado de tus niños. Porque si algo te hacía feliz era estar rodeado de niños, con el cenicero y 100 pesetas ¿verdad?
Pues sí, aún hoy día, después de tantos años, sigo recordando el tono de tu voz, el color de tu pelo, tu olor. Cómo, una y otra vez, golpeabas y dabas vueltas con tu anillo sobre el dedo. ¡Esa imagen me quedó grabada! Incluso mientras te marchabas seguías girándolo.
Como te he dicho antes, me gustaría sentarme frente a ti. Que me contaras tus secretos, tus alegrías y preocupaciones, así como contarte las mías. Que pudiéramos conocernos, hablarnos y, sobre todo, querernos.
Sé que te fuiste sin poder decirnos nada, pues tu vida siempre fue viajar. Se quedaron muchas cosas sin decir. Tú en tu silencio y yo en el mío, no fuimos capaces de derribar esa muralla que nos separaba.
Sé que donde estés siempre me cuidarás, me querrás. Darías tu vida por mí.
Deseo decirte que ¡Te quiero! Que te echo mucho de menos, que siento tu ausencia y que soy el hombre más orgulloso por haber tenido un padre como tú.
Siempre tuyo el hijo que no te olvida.
Maxi