366 puntos de luz para descubrir, de vuestras manos, las semillas de convivencias por habitar.
366 puntos de luz que hilvanar con palabras no dichas.
366 puntos de luz para adentrarse en las sombras, sin orillar el desasosiego y con la curiosidad de quienes acaban de llegar a la vida.
366 puntos de luz para zurzir las heridas, las reales y las imaginadas.
366 puntos de luz para aceptar los miedos retirándoles las máscaras, que tal vez sean solo las nuestras.
366 puntos de luz para no enemistarse con quien calza nuestras botas.
366 puntos para aceptar que nada humano nos es ajeno, a pesar de las tentaciones.
366 puntos de luz para no repetir los mismos errores. Y si no lo lográsemos, no tramar un error más grande para esconder, inútilmente, el anterior.
366 puntos de luz para hacer y deshacer; para reír y sonreír; para llorar y para el consuelo; para callar y gritar; para amar y dejar ir; para la pérdida y la memoria.
366 días para la ternura y los caminos…