corazón esquinado
Carta / Volumen 2

Carta a María

Para mí este verano ha sido, y yo sin saberlo, el mejor regalo para nosotras.

Tú eres de esas personas que llegan, rozan el corazón y se quedan para toda la vida.

Me pareciste grande desde el primer momento que te vi… me esperabas con tu sonrisa y conectamos enseguida.

Me parece mentira imaginar que durante tantos años fuiste invisible a los ojos de los demás, en una calle, en una escalera, o simplemente pasabas desapercibida para todos…

¡Qué raro!¡con esa sonrisa! Pero claro, seguro que por aquellos años no sonreías tanto.

¡Ay, María!, ¡Cuánto me has enseñado! ¡Qué valiente! ¡Qué ganas de vivir!

Nunca vi el dolor en tus ojos, tu siempre sonriendo…

Tú, sin saberlo, me has dado una lección de vida. Como tú decías, lo vida te va quitando cosas… y se puede vivir sin ellas, pero no se puede vivir sin AMOR.

¡Me has dado tanto AMOR!

Me quedo con tu última sonrisa, el lunes pasado en fiesta que organizamos.

Así lo quiso el destino. Te marchaste con una gran fiesta de AMOR… tu sonriendo, sintiéndote AMOR, admirada por todos, como un sueño…

La tarde que me llamaron para decirme que te habías marchado me pareció mentira, a penas estabas a un paso de mí, y yo sin saberlo. Las lágrimas que derramamos todos por ti eran también el monumento de AMOR, por una mujer valiente que lo iluminaba todo.

¡Ay, María! ¡Gracias por quererme tanto, te quiero, y no te voy a olvidar nunca!

Inma

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