Carta

Volveré para verte

A la mujer de mi vida,

Gracias por estar. Gracias por estar siempre, aquí, conmigo. Por escuchar cuando hablo y cuando sabes que lo necesito. Gracias ya, por estar tan lejos y venir a verme. Por enseñarme que la distancia no es distancia si tú no lo permites, si tú no lo quieres.

Que una llamada no cuesta nada y que el whatsapp está sobrevalorado, «envíame una carta por correo, que llegará, como todo llega si aprendes a esperar».

Gracias por enseñarme a esperar, gracias por esperar y que no todo es aquí y ahora, que ahora toca esperar.

Gracias por dejarte achuchar, por abrir siempre las puertas de tu casa y por compartir lo que siempre has tenido: mucho arte, humildad y mucho amor.

Gracias por quererme, y sonreír cuando hago una foto, y dejarme hacer tantas. No seré periodista, lo tengo claro, pero gracias por hacer que me lo plantee con tanta foto.

Seré feliz, decido ser feliz y volverte a ver. Ir al pueblo para verte, y que me vuelvas a abrir la puerta sin saber que soy yo, y darte la sorpresa, y hacerte feliz. Es lo que decido.

Que las tortillas de patatas son buenas si las hace tú. No sabes el truco. No sabemos tus trucos, los que usas para unir, para aguantarnos a todos, para aguantarme a mí.

Pero gracias, porque ni el oro vale lo que tú, ni las tortillas de patata.

Gracias porque todo es más bonito a tu lado. Gracias por hacerlo bonito, por hacerme feliz.

Gracias por poner de tu magia, por poner tus manos y poner tu amor en todo lo que haces, para que todo lo que haces sea bonito.

Gracias por despertarme porque me he quedado dormida. Y gracias por recordarme que es tarde, y a ver cuándo vamos a dormir.

Gracias por los veranos. Por poner de tu mano y estar a mi lado para que sea la mejor época del año. Por enseñarme a valorarla.

Gracias por hacerme llorar, por hacerme entender lo que vale la familia por reunirla. Por despedirme cuando me voy. Por acompañarme, por saludar con la mano hasta que el coche gira la primera curva. Y por no decir adiós, porque vuelvo, volveré para verte.

Volveré para verte y me abras la puerta sin saber si llego a las dos o a las tres. Y te sorprendas, y me abraces otra vez. Y me digas lo de “delgá” que me he “quedao” y lo que estás preparando. Seguro que has preparado una tortilla de patata. Que ya hemos tenido mucha pechuga de pavo durante todo el viaje y galletas, y patatas de bolsa, y fruta, y bocadillos.

Pero claro, ¡quién no se come tus tortillas de patatas! Bienvenidas sean y qué feliz nos hacen a todos, ¡qué gusto! Y algún día te explicaremos que no son las tortillas de patatas, que no es el verano, ni las fotos, ni las despedidas, ni las sorpresas,

Que no son los trucos, ni las llamadas, que no es la distancia.

Que eres tú,

Siempre, siempre eres tú.

A la mujer de mi vida.

Gracias por estar, muchas gracias, por ser tú.

Te quiero.

Tu nieta,

Laia

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1 enero, 2020